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MALI    (1 - Gao) alt



Capital: Bamako
Área: 1 240 000 km²
Población: 11 134 000
Divisa: 1 US$ = 600 CFA
PIB: 172/543$
IDH: 171/229
Idiomas:Francés, Bambara, Senoufo, Sarakole, Dogon, Songhai, Tuareg, Árabe
Etnias: Bambara, Fulani, Tuareg, Soninka, Sénoufi, Songhai, Malinké
Religiones: Musulmana 80%, Animista 18%, Cristiana 2%
C del E: Alpha Oumar Konaré -‘92

datos de 1996
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El territorio de Mali ha sido el centro de grandes imperios, el Imperio Ghana cuyo apogeo vino de 950 a 1050, el Imperio Mali de 1230 a 1320 y el Imperio Songhai de 1460 a 1530.  En los siglos XVII y XVIII, muchos estados pequeños se desarrollaron a lo largo de la cuenca del río Níger, pero cayeron durante la guerra santa hecha a mediados del siglo XIX por el líder musulmán al-Hajj Umar, cuyo Imperio Tukulor teocrático se extendió desde Timbuktu hasta las cabeceras del Río Níger y Senegal. Los franceses derrotaron a su hijo y sucesor, Ahmadu, en 1893.

 

Después de vivir una corta federación con Senegal, se estableció la República Independiente de Mali en 1960, bajo la autoridad del Presidente Modibo Keita; a quien derrocaron en 1968 por medio de un golpe de estado que encabezó el Teniente Moussa Traoré, quien confirmó su presidencia en unas elecciones en las que él era el único candidato en 1979 y 1985. Cuando en 1992 el ejército impuso elecciones con varios partidos, el poder paso a manos de Alpha Oumar Konaré; quien fue reelecto en 1997.

Atlapedia CIA Country Reports  Traveldocs

 

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Labbezanga

En la frontera de Mali todos bajaron y descargaron sus maletas para que los registraran, pero por lo demás el paso estuvo exento de acontecimientos.


 

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Ouatagouna

El escenario era maravilloso con el desierto a nuestra derecha y el Níger azulado a la izquierda. De vez en cuando pasábamos por chozas de barro aisladas y cruzábamos aldeas que parecían desiertas, como ésta.


 

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Mala suerte

La carretera estaba muy mala y la mayor parte del tiempo temblábamos con fuerza mientras íbamos hacia el norte lo más rápido posible. Luego sucedió, se cayó una rueda. Nos tambaleamos violentamente a la izquierda y el conductor casi pierde el control antes de detenerse. Los baches en la carretera habían estado tan malos que la rueda de acero sencillamente se soltó de los tornillos que lo sujetaban al eje del vehículo, como pueden verlo en esta fotografía.


 

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Ansongo

Tuvimos suerte de que el accidente sucediera a tan sólo una docena de kms. de Ansongo, que aparentemente era el destino de algunos pasajeros. Los otros estaban familiarizados con el lugar y sabían a dónde ir, pero yo era el único occidental abordo y el único en preguntar donde estaba el hotel. El conductor, Sekou Boubakar, resolvió mi problema trayéndome a su casa, a través de un laberinto de calles oscuras. Dormí muy bien en el colchón esponjado que estaba colocado directamente sobre el suelo de tierra del cuarto, justo detrás de nosotros en esta fotografía que tomó su hermano, la mañana siguiente, con algunos de sus hijos.


 

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Ansongo

Por lo que vi pude deducir que Sekou y su hermano vivían en una casa de barro, y que sus esposas e hijos vivían en varias chozas de cañas construidas en el mismo recinto.


 

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Ansongo

Las mujeres se agacharon hacia sus cabaña cuando tomé mi cámara, pero a los niños no les importó, sino todo lo contrario. Fue muy interesante ver cómo vivían estas personas dentro de la privacidad de los altos muros de su complejo (sólo había una puerta estrecha dando acceso a la calle). en una esquina, todos usaban una letrina al descubierto que se encontraba atrás de un muro de dos pies de altura, y unas ovejas junto con unos chivos apacentaban en la otra en un montón de desperdicios.


 

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Ansongo

Después de darme un vaso de té dulce, Sekou me acompañó de regreso a la esquina del mercado por todas las calles que la noche anterior parecían tan misteriosas.


 

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Ansongo

Las calles de la aldea estaban desiertas pero había gente en el mercado. Aquí, algunos de ellos están ayudando para que arranque el viejo camión sobrecargado. Sekou reportó el accidente a un caballero que se veía importante y que resultó ser dueño de la 4x4, y me dio un asiento en la cabina de otra 4x4 que salía a Gao con algunos pasajeros del día de ayer.


 

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Campiña

Tiendas nómadas en el desierto.


 

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Campiña

Estos niños tenían la suficiente curiosidad como para venir y verme, pero se sentían intranquilos de que los fotografiara, especialmente el que puso su mano para cubrirse la cara.


 

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Campiña

El camino estaba malo pero el paisaje fue bello todo el tiempo.


 

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Gao

Finalmente llegamos a Gao, después de que nos tomó cinco horas cubrir los 95 km Había algunos terrenos para acampar en la afueras de la ciudad pero solamente un hotel que es éste: El Atlántido. Sólo había otros dos clientes, así que pude negociar el precio de 20 a 10 dólares por una habitación con baño, ¡pero sin agua!


 

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Gao

¡Es imposible ignorar el simbolismo fálico de este minarete de la mezquita! La pregunta que me viene a la mente es: ¿se originó ese símbolo en alguna religión animista pre-islámica o todos los minaretes musulmanes son símbolos fálicos? ¡es una buena pregunta considerando todos los tabúes sexuales de esa religión!

Llegar a Timbuktu iba a ser un problema. Botes grandes de pasajeros y "pinasses" más pequeños van río abajo y río arriba cuando el agua es alto en el verano, pero ahora era tiempo de sequía y no había tráfico en el río. Había buses regulares hacia Bamako vía Mopti y Segou, pero esa era la única carretera pavimentada fuera de Gao y no había transportes programados en cualquiera de los otros caminos del desierto. Primero visité las distintas ONG como la Cruz Roja Internacional o la CECI Canadiense, las cuales podrían darme un aventón si de casualidad fueran con un tiempo de retraso razonable.

Así es como conocí a Almoctar Ould Mohamed Abdoulahi, un Tuareg de la Casta Religiosa, quien me llevó a la base de la Cruz Roja al otro lado del pueblo.


 

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Gao

Su servidor, con Abdoulahi y su sirviente de tez oscura, en su tienda del mercado central. Por alguna razón, le gusté a Abdoulahi, dijo que tenía la cara de un hombre de virtud y me presentó a sus amigos (debió ser la barba, pero ésta era sólo una muestra de mi pereza).

Pasé la mayoría de mi tiempo buscando un transporte. Ningúna ONG iba a salir, por lo que tendría que encontrar un transporte 4x4 privado.


 

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Gao

Aquí estoy enmarcado entre dos Tuaregs conservadores, Mossa ag Mohamed y Madaye ag Atiwawar, la vestimenta y el morral tradicional que cuelga de una cinta alrededor del cuello del último, indica un origen más noble que el del otro.


 

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Gao

Abdoulahi me invitó a compartir una comida con dos de sus hermanos en su casa, que se encontraba detrás de esta antigua puerta (el término hermanos podía significar verdaderos hermanos o sólo buenos amigos). Los cuatro nos sentamos en una alfombra, comimos carne de cabra con nuestra mano derecha y arroz de un platillo común; el cual nos sirvieron con deferencia dos sirvientes de tez oscura, quienes también prepararon el ritual de tres vasos de un fuerte té Tuareg. Debieron haber mujeres en la casa, pero se mantuvieron fuera de nuestra vista.


 

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Gao

También tuve la buena suerte de conocer, en mi hotel, un oficial visitante del gobierno, quien tenía unos negocios que realizar en el museo etnográfico y me llevó con él. No estaba a más de dos kms. De distancia, pero no creo que los hubiera caminado bajo los 40 grados o más de calor del mediodía. El museo estaba bien, pero yo estaba agradecido de que no hubiéramos ido caminando. Este caballero, cuyo nombre no recuerdo, nació en Goa. Me enseñó el vencindario de su juventud en donde nos conocimos y conversamos con algunos de sus parientes. Entonces, hizo un pequeño desvío para mostrarme esta tumba del siglo XVI, que perteneció a uno de los gobernantes de Songhai de la dinastía Askia, antes de regresar al Hotel Atlántido.


 

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Gao

después de muchas consultas durante dos días, encontré esta 4x4 que partía completamente cargada. Los dos asientos de la cabina ya estaban vendidos (por US$30 cada uno) a un hombre de edad con una mujer joven que cargaba un bebé; pero podía irme en la parte trasera con los otros 11 adultos y un niño de 12 años si así lo deseaba. Al principio me alejé pues la parte trasera estaba llena de equipaje, cubierta de una red de carga, como pueden ver. Después, al darme cuenta que podía pasar una semana antes de que encontrara otro transporte en esta época,  y que subirse a un asiento de la cabina era más un asunto de influencias que de dinero; supuse que si las personas locales podían viajar de ese modo, yo también y podría cerrar el trato antes que saliera la 4x4 a las 6:00 pm.


 

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Desierto

Me había metido en el viaje más duro de mi vida, colgándome por la preciosa vida en una red de carga junto con otras 12 personas, no tanto por no caernos sino para no salir volando sobre este increíble camino. A las 7:00 pm. nos detuvimos para orarle a Alá.


 

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Desierto

Era increíble, este amigo que era el ayudante del conductor, se sentó en la parte de atrás con los pies colgando a un lado y parecía disfrutar cada minuto. Después de un tiempo, en Bourem, se subieron dos mujeres más (una con un bebé); así que ahora éramos 16 pasajeros saltando de arriba a abajo con cada bache y punto suave, hasta que nos detuvimos a cenar en un lugar llamado Téméra, ahí se bajaron los pasajeros extras. Para entonces ya estaba oscuro pero todos volvimos a subir y continuamos hacia Bamba, donde paramos para dormir un rato cerca de la medianoche. Me puse todo lo que tenía para protegerme contra el frío y dormí como tronco sobre el duro suelo, al igual que todos lo demás.


 

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Bamba

Cuando salió el sol en la mañana, nosotros también. El caballero de la túnica verde tenía con él a dos de sus esposas, la más joven de ellas con el bebé viajaron al frente con él (parada), y una de más edad (sentada con la túnica blanca) sufrió en la parte de atrás con nosotros.


 

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Bamba

La parada en Bamba fue un agradable respiro después de las seis horas infernales que habíamos soportado el día anterior.


 

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Desierto

Abordamos nuevamente para los últimos 192 km hacia Timbuktu. El camino estaba igual de malo, pero lo soporté mejor pues ahora ya era un experto en eso. En un punto golpeamos un gran bache, justo cuando iba a dar un trago de un frasco pesado. Me golpeó con violencia en la boca, me partió el labio y me quebró un diente del frente. ¡Era una buena forma de asegurar que no olvidaría este viaje de locura! Ahora que todo ha terminado estoy contento de que sucediera, porque me dio la oportunidad de sacudir las telas de araña fuera de mi mente y poner los valores en el lugar que les corresponde. Necesito hacer eso de vez en cuando...


 

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